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domingo, 13 de octubre de 2013

Cuerdas





Si afilas la mirada puedes verlas

Fíjate bien,

una sujeta los árboles

otra más fina entre los naranjos

y una más vieja entre los olmos viejos.


Hemos atado cuerdas a los pájaros

pobres, pasan horas en vuelos circulares

deshaciendo nuestros nudos sin lograrlo.


Hemos amarrado todo bien fuerte

por si viene el huracán

Nuestras casas y corbatas no despegan

no despega tu sobrina, ni tu perro,

ni el tomate que te metes en la boca.
  

Cosido al suelo todo el mobiliario de la escena

nos sentimos  seguros, como en casa

pero a veces una duda nos recorre

como un viento de relojes

tropezamos

y no sabemos hacia dónde

y no sabemos hasta cuándo.


Nos da miedo el huracán,

imagina que se llevara la carpa de este circo,

que se volase el cielo

como si fuera el peluquín del universo

y con el cielo se largara el resto de la casa:

el microondas, el azul, la berenjena,

y de repente se desatase todo:

el omoplato, la espinaca, el Amazonas

el amor o la topografía, por ejemplo.


Precisamente para eso,

para que nada escape

millones de cuerdas transparentes,

hemos amarrado el mundo a nuestra lengua

hemos llenado este planeta de palabras.