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jueves, 4 de febrero de 2016

Inventario del descuido



Las llaves de casa, la confianza,  
la sonrisa, la memoria, la cartera
esa capa brillante que cubre la vida a los veinte años
La vergüenza, las ganas, el móvil,
el pelo, la gracia, todas las fotos de las vacaciones.
El hambre, la autoestima,
la media naranja de todos mis calcetines,
el libro de Pessoa, la caja de ibuprofeno, el mando de la tele,
el partido decisivo, la calma, la razón, el tiempo,
la contraseña del wifi,
aquel sueño que me atravesaba el pecho como un cometa
el sitio en el autobús, el ticket del parking, el sentido de la vida
la palabra apropiada, mi jersey favorito,
la esperanza
 y  trescientos ciencuentaidós paraguas.

Reconozcámoslo
soy un auténtico especialista
en el delicado arte de perderlo todo
la única razón de que hoy no haya perdido las gafas
es que no uso gafas.

Es una habilidad que llevo perfeccionando muchos años
estoy acostumbrado
No me asusto cuando las llaves de mi coche
deciden vivir su propia aventura
y viajar solitas debajo de mi cama
ni siquiera me pongo nervioso
cuando mi cartera se va de fiesta con todas mis tarjetas
y no dan señales de vida en cinco días

Y sin embargo muero de miedo
con solo imaginar que un día pueda perder eso
para lo que nunca encuentro el verso apropiado
eso que nunca tengo del todo
porque ni siquiera es mío
eso que para entendernos
vamos a llamar provisionalmente
tus ojos

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