“Las lágrimas del mundo son inmutables.
Por cada uno que
empieza a llorar, en otra parte hay otro que cesa de hacerlo”
Samuel
Beckett (Esperando a Godot)
En el segundo exacto en que
aterrizó la bomba de Hiroshima
hubo alguien en algún lugar del mundo
que no podía abrir un bote de
guisantes.
Mientras caen los cuerpos desde la
planta 65 de las torres gemelas
en la planta 18 una mujer sale del
baño y sonríe aliviada ante el espejo.
En el campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau
se eleva cada jueves una columna de humo negro
mientras en el roble más cercano es
primavera
dos mariposas hacen el
amor
y son felices.
y son felices.
El mismísimo día del fin del mundo
se seguirán rompiendo los
calcetines por el dedo gordo.
Pero bajemos a tu vida:
¿ Recuerdas el momento en que
comprendiste
que habían dejado de quererte?
La noche interminable
bajo el cielo intoxicado de
septiembre
y aquel sabor a wiski y aquella horrible
telaraña,
pues al día siguiente aunque ya no
lo recuerdes
el sol saltó del horizonte como un
niño de la cama,
tú te cepillaste los dientes como siempre
y luego pisaste un chicle de camino
al metro.
Después de tu muerte o de la mía,
ojalá que sea dentro de muchos
años,
ese mismo día por la noche
seguirá estando rica la tortilla de patata
alguien que nos quiso con locura
volverá del tanatorio
se rascará la espalda y
encenderá la tele a ver qué ponen.
Detrás de cada aquíyahora
siempre hay un allídespués
agazapado
unos metros más allá de lo terrible
siempre hay alguien que silba,
da una patada a alguna piedra
y sigue caminando.
Empezamos a intuirlo
la gran tragedia humana
no es que echemos de menos un guión
bien construido
ni un teatro mejor iluminado
ni siquiera que nos falte el
Director de escena,
la verdadera gran tragedia es sencillamente eso
que no hay tragedia.
:) me ha encantado, Miguel¡ y qué ritmo¡
ResponderEliminarMuchos besos.