Si
viniera el genio de la lámpara zoológica
el
Buda rechoncho a visitarme
y me
dijera elige otro destino
otro
disfraz
cambia
de cuerpo y de muralla
te
veo cansado de ser hombre.
Si
viniese le diría…
Nunca
un halcón azul y estallahuesos
ni un leopardo de sangre
ni golondrina
de vuelo transatlántico
ni
delfín rosa resolviendo derivadas
tampoco
lobo aullando su delirio
o elefante
recitando el cantar de los cantares
ni
siquiera príncipe destronado de los monos
Si
de verdad me preguntara el Buda…
A mí
me gustaría ser
una tortuga
tener
un corazón verde y gigantesco
dar
la vuelta al sol
sobre
este planeta azul
doscientas
setentaiocho veces
mientras
mastico una espinaca infinita
y
miro el péndulo del mar en calma
pero
eso sí
con
otra tortuga cerca
con la que hablar del tema
Ignoro el tortugúes. Pero si te encuentro por ahí, masticando una espinaca, en tu doscientassetentainueve vuelta al sol, sabré cual es tu deseo más profundo.
ResponderEliminarAbrazos, a ti, a tu poesía.
No hay nada como una buena compañía, para aliñar ese viaje lento, lleno de paz de tortuga verde...
ResponderEliminarMe ha encantado ese guiño biológico....este poema me hace recordar el Arca de Noé....Ese "cambiar de cuerpo y de murall".....profundo...muy tuyo....Y el final...muy bueno, pero se me ha hecho corto!!!...me quedo con las ganas de saber sobre esa conversación quelonia...
ResponderEliminarM.