colocarla en mitad del salón
justo delante de tus ojos
y decirte ¡mira, traigo una vaca naranja¡
Me gustaría construir el Taj Mahal mañana encima de la estantería
con las páginas de todos estos libros que acumulo
en los que me sigo mirando, ¡qué
pesado¡
como si las palabras fueran
aspirinas.
Quisiera sacar fuerzas para robar una estera colorista
al jefe supremo de la tribu de los
Yanomami
y ponerla debajo de tus pies dormidos
justo un segundo antes de que pises el parqué
tan lleno de arañazos.
Qué grande si tus cansados ojos al llegar del curro
pudieran contemplar cómo termino el
Guernica en la pared del baño.
Si un martes cualquiera por la
noche
fuera capaz de representar Hamlet
en un inglés completely perfect
yo solito haciendo de príncipe, de
Ofelia
de espectro y también de calavera.
Ojalá supiera tocar un instrumento que no existe
o mejor aún, fabricarte un saxofón,
tu favorito,
con
todas las latas de atún en aceite vegetal
que nos comemos.
Pero no puedo
estoy cansado
el tiempo es un ejército de yaveremos
y de mañanahablamos
y me mata con esa rara constancia
de la mancha en la pared.
Así que a falta de verdaderos
logros
te ofrezco lo poquito que atesoro
mi torpe pero honrado patrimonio:
esta lengua, esta nariz, estas orejas
y estos dos ilusionados ojos
que a tu lado tienen ganas
de mirar esta película del mundo
hasta que ascienda tarde
ya muy tarde
lentamente y poco a poco
la palabra FIN
del horizonte.
.
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