Amo a Wislawa Szymborska
su pelo blanco y su sonrisa
de niña espabilada,
la amo y me da igual que lo
nuestro sea imposible.
La amo como a ciertas partes
de mi propio cuerpo
que jamás he visto
pero que me son muy fieles,
como por ejemplo el páncreas
o determinadas glándulas con
las que cuento y
a las que ni siquiera sé poner
un nombre.
Me da igual que esté ya
muerta
el día menos pensado me
presentaré en Cracovia
a orillas del Warta o donde
esté enterrada.
Cuando los demás fiambres se
descuiden
me colaré en su tumba y allí,
bajo un húmedo edredón de arena negra
haremos el amor,
después ella me leerá sus versos.
Mientras fuera el último
diluvio sin sentido
se come lo que quede de este
mundo
nosotros nos reiremos esa
noche
y yo podré dormir tranquilo
bajo el bendito paraguas
de su desesperanza.
Que quieres que te diga.....que me encanta!!
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