El amor es un niño
el amor es un niño deforme
un tomate que habla
un engendro,
Con todo lo que cuesta
alimentarlo
mantenerlo en equilibrio,
y de repente sin venir a cuento
se hunde, se hunde…
y uno ve salir las ratas por debajo de la cama
despaciosas
con un cigarro de hielo entre los dientes
Y se te pasan la horas y las nubes
buscando un trozo de pan al que agarrarte,
buscando las gafas o una monda de palabra
que lo vuelva a pegar todo.
Pero sólo vienen
escapadas rurales y toses y cojines.
El amor es subnormal,
de repente sin venir a cuento
se jubila anticipadamente
y a vuestro sábado le crece ese tumor de los domingos
compras el periódico y te descubres llorando los deportes
y sus labios…
que eran canela y
cocaína,
-antes-,
ahora la estación
de servicio de una autovía de peaje.
El amor es imbécil,
de repente sin venir a cuento
se larga, no te
dice dónde
pero te deja
arrasado y luminoso
lleno de fantasmas
como una aldea indígena cuando el imperio ha pasado
como un caimán en
el desierto más desierto
y sus verdes y tus rojos y tus casas incendiadas
y tus mujeres
violadas en la luna.
El amor es un terrorista suicida
que un buen día
busca el mando de la bomba…
Y en este restaurante nadie sabe nada de nosotros
nadie nos mira,
los dos hincamos la cabeza
en la estúpida carta de los postres
como quien lee los planos de evacuación
en el centro mismo del incendio.
Mientras el amor pulsa el botón
y nadie alrededor escucha la bomba...
Salvo nosotros
porque después de la explosión cambia el silencio
y de pronto ya no nos miramos a los ojos
y ahora nos
queremos mucho
pero nos evitamos los ojos
como se evitan siempre
los ojos de los muertos.