Vamos a ver, doña perfecta,
cómo es posible tanta
diligencia
ni un solo fallo en millones de
años
ni un minuto de indolencia
ni uno sola tarea abandonada
ni un gato, ni un ciempiés, ni un
ser humano
ni una historia de amor, ni un
inocente escarabajo
indultado por despiste
traspapelado en un bosque remoto
para siempre.
Ni uno solo de tus objetivos
incumplido por cansancio
por estar pintándote esas uñas tan largas
porque te sonó el móvil en el peor momento
por mirar un minuto las estrellas
porque se te enganchó la capa en aquella puerta
o porque se fundió la bujía de alguna
de tus alas negras
o porque joder, sencillamente,
a todos nos cuesta madrugar.
¿Para cuándo unas vacaciones, querida?
¿un cambio de galaxia?
escucha, ¿no te aburres?
¿Sabes lo que es el estrés?
¿Y esas ojeras?
Últimamente se te ve delgada.
Si ya te habrán subido el sueldo
te habrán dado el premio a la
puntualidad
habrá una pared con tu foto sonriendo
en un marco azul de plástico:
“Empleada del mes, del año, del milenio”
Suponiendo eso sí, que haya
paredes, fotos y marcos azules de plástico
en la triste oficina de la Nada.
.
Qué capacidad para arruinarlo todo
qué puta iniciativa propia
lo mismo fabricas
minuciosamente la obstrucción progresiva
de una arteria
que diseñas a lo bestia un
terremoto, el cólera, la peste,
o en inestimable colaboración con
nuestros queridos líderes
te forras con la penúltima guerra, con la heroína, con el capitalismo.
Pero dime por qué tanta injusticia
no te rías,
a unos los asfixias en la misma
incubadora
a otros les das noventa y tantos años
sin ver
un pelo tuyo en su almohada.
¿Sabes una cosa, bonita?
Me alegro de no ser como tú
al menos todavía
ser este blando mamífero indolente
estar holgazanamente vivo entre
los plátanos de sombra
me alegro de comer canelones en pijama
de pisar los charcos y volver con
gripe
de tumbarme al sol con una espiga mortal
entre los dientes
de pillar ventanilla en los aviones
de tragar agua de mar
de rascarme las orejas con la mano
opuesta
de llorar como un idiota a veces cuando
me emborracho
me alegro de escribir aquí sentado este poema
de momento…
Y aunque sé que la partida está
perdida,
(en eso no me engaño)
tampoco voy a adelantarte yo el
trabajo
cariño, mírame a los ojos:
Por encima de mi cadáver.