La Naturaleza es sabia (dicen)
y no hace nada en vano (añaden)
de lo primero no nos cabe la menor duda
alguien que ha inventado
las ballenas jorobadas, la
fotosíntesis o el sexo
es alguien que indiscutiblemente
tiene talento
pero en cuanto a lo segundo
si uno se fija a veces demuestra
una fuerte tendencia al dispendio.
Puede que yo no sea nadie para
cantarle las cuarenta
sólo uno más de los miles de millones
de bichos vivientes
que duermen en su casa de gorra
(al fin y al cabo ella también es
mi madre)
pero al menos en este poema
no me pienso quedar con la boca
cerrada.
.
Por ejemplo
qué le hubiera costado
ahorrar un poco en estrellas
un puñado menos en la olla del
cielo
y nadie lo hubiera notado
Haber guardado toda la energía
de tantos rayos, truenos y
centellas
para cualquier otra cosa
menos espectacular pero más
constructiva.
¿Cuánto nos cuesta que el sol
caliente desiertos
en los que no vive nadie?
¿No puede cerrar el grifo ahí
arriba horas antes
de que aquí abajo lo llamemos
diluvio?
Es hora de decirlo:
podríamos haber renunciado al
arco-iris,
bonito, sí
pero tremendamente innecesario.
No sé que opina el resto
pero yo puedo pasar perfectamente
sin agujeros negros
sin glaciares azules
sin avispas
y no es que tenga nada en contra de
ellas
pero en fin…
con las abejas ya quedaba clara la
idea.
Siempre me pareció un despilfarro
el asunto de los dinosaurios
tanto tiempo invertido en traerlos a todos
para luego de una sola pedrada
largarles.
Y no quiero tener que mencionar el
tema
de los terremotos, el cáncer
el puñetero mosquito de la malaria
o las malformaciones congénitas
porque termino enfadándome.
Pero sobre todo
lo que menos me entra en la cabeza
lo que siempre me ha dejado perplejo
¿por qué?
en este polvoriento rincón de la
galaxia
en el pecho de estos pequeños monos
preguntones
remachada con clavos completamente invencibles
aquí, latiendo, ahora
esta enorme terca inútil violeta maldita esperanza.