Yo volvía
del colegio y era un niño
caminando
por la acera de mi barrio
con toda
mi conciencia para mí
como un
parque recién inaugurado.
Entonces jugaba
siempre el mismo juego
en mi
mente había un botón
que yo
pulsaba.
Los
coches se quedaban congelados
los
pájaros en pause
los niños
a mitad del tobogán
los
abuelos a punto de entregar la receta en la farmacia
hasta la
lluvia se quedaba suspendida
como si
las gotas estuvieran cosidas en el aire.
Entonces
yo corría en todas direcciones
me
montaba en los coches que me daba la gana
merendaba
gratis en las pastelerías
pintaba tonterías
en la cara de los señores serios
levantaba
la falda a cuadros del misterio
ganaba
por una vez mi partida contra el mundo.
Muchos
años después
juego a escribir
estos poemas
es el
único modo que he encontrado
de pulsar
ese botón de vez en cuando.